El esceoticismo moderno

Los rasgos concretos de esta nueva época cobran plenitud y nitidez en la contra imagen negativa del escepticismo. "Si se quiere llegar a comprender el escepticismo como un factor necesario del pensamiento, no se debe perder de vista esta significación y este rendimiento indirecto."
Las proposiciones escépticas, aunque por su contenido se remonten a las fórmulas antiguas, aparecen bajo un signo opuesto. La filosofía griega vuelve a ser maestra; pero lo es ahora en un sentido nuevo: "La época moderna se vuelve, no a sus soluciones más maduras y más altas, sino a los últimos problemas y a las últimas dudas a que llega y con que concluye, para asimilárselas interiormente y crear con ello, la condición fundamental para su propia solución futura."
Lo que en la antigüedad aparece como resultado final de una desintegración práctica, en esta etapa moderna se presenta como un punto de partida.

Representantes

Miguel de Montaigne

Nació en 1533, de origen francés, y murió en 1592 en su patria natal. De noble familia, estudió leyes, con lo cual se convirtió en consejero del Tribunal de Impuestos de Périgueux. Después, en 1557, ocupó el cargo de consejero en el parlamento de Burdeos. En 1570 abandonó sus cargos para retirarse a sus tierras, donde se dedicó a la meditación.
Pensamiento. Montaigne dibuja un perfil externo y trata la ordenación formal de su doctrina en el capítulo II del libro de ensayos, titulado "Apología de Raimoud de Sabonde. En este capítulo se notan rasgos del pensamiento de la Edad Media.
Para el autor de los ensayos, el gran problema del hombre se sitúa en el plano de la existencia, es por eso que:
"La fuerza y la originalidad del escepticismo de Montaigne se manifiestan en el hecho de que sabe forjar los resultados positivos y los títulos de legitimidad de la nueva investigación, dialécticamente, en otras tantas armas contra el valor y el criterio de la validez general del saber humano."
Montaigne ve la idea de la infinitud de los mundos para aislar al individuo y conferir un valor simplemente relativo a la vigencia de sus leyes del conocimiento.
Establecer la armonía entre el pensar y el ser, conocer el espíritu humano como imagen y símbolo de la realidad absoluta, éste es el problema central que aborda la filosofía moderna.
El pensar y el ser no pueden llegar a una verdadera consonancia, mientras pertenezcan a diferentes dimensiones lógicas, mientras el ser absoluto preceda el pensamiento como un concepto general y superior y lo englobe como un caso especial.
"El mérito lógico indirecto del escepticismo es haber desarrollado esta concepción hasta darle completa claridad."
Para Montaigne, el saber no nos comunica la forma y naturaleza de las cosas, sino solamente la peculiaridad del órgano sobre el que las cosas actúan.
En Montaigne el escepticismo desde un primer momento, al igual que el de la antigüedad, contiene un criterio ético positivo, su meta final es la ataraxia. Se entiende que: "El escepticismo precave al individuo contra el imperio de las pautas morales impuestas desde fuera y, enfrentándose a todas las convenciones morales arbitrarias, le asegura la libertad discursiva de su juicio."
El escepticismo montaigniano se eleva a la auténtica significación del no saber socrático.
"La duda no se hunde en el vacío, sino que encuentra siempre su punto fijo de apoyo y de anclaje en el suelo de la consideración de los valores."
Mientras el individuo sepa captarse en sí mismo y en toda su pureza, y sobre poniéndose a todas las limitaciones impuestas por la sociedad, descubre en sí la forma fundamental del espíritu de la humanidad en general, pues es en el hombre mismo donde se halla la esencia y la verdad.
El problema de la muerte ocupa el centro de las consideraciones éticas de los Ensayos de Montaigne: "Filosofar es aprender a morir", nos dice. "La muerte es condición esencial de tu creación, parte de ti mismo: huyes de ti mismo cuando la huyes." La vida para Montaigne, de por sí, no es ni un bien ni un mal, es la morada del bien o del mal, según lo que tú hagas de ella.
La duda de Montaigne, expresa al mismo tiempo el presentimiento de los nuevos problemas del conocer, él no llega a abordar de un modo positivo ningunos de los problemas que ahora surgen, pero "con él se liberan por vez primera y emprenden su vuelo las fuerzas fundamentales del espíritu que ayudarán a modelar el porvenir."


David Hume
Nació en Edimburgo en 1711 y murió el 25 de agosto de 1776. De familia perteneciente a la pequeña nobleza escocesa. Tuvo amistad con Adam Smith; frecuentó a los Enciclopedistas y discrepó con Rousseau. Se unió a la corriente anticartesiana iniciada por Locke.
Pensamiento. El espíritu analítico le llevó al escepticismo, como dice él: "La estéril roca en el que se ve reducido a casi la desesperación de reconocer la imposibilidad de enmendar o corregir [...] la desventurada condición, debilidad y desorden de las facultades."
Para Hume "un verdadero escéptico desconfiará de sus dudas filosóficas" lo mismo que de sus convicciones filosóficas. La duda escéptica surge naturalmente de una reflexión profunda e intensa sobre la cuestión de los hábitos de pensamiento.
"Quien profese un escepticismo estricto, habrá de enfrentarse, no sólo alembarazo de tener que violar sus principios teóricos para atender a las exigencias prácticas, sino también a la compulsión natural a romper con el intolerable talante de la melancolía y delirio filosófico que toma posesión del escéptico tras un ataque de concepciones metafísicas".
Hume, en más de una ocasión llegó a la existencia del genuino escéptico, y al respecto nos dice: "Que el único resultado del escepticismo es un asombro momentáneo, irresolución y confesión."
Si somos filósofos debemos permanecer sólo sobre principios escépticos. "Toda realidad no es más que un puro fenómeno o hecho de conciencia, no hay sustancia ni material ni espiritual, la sustancia no es más que un concepto complejo basado en la relación de la identidad y de permanencia en el tiempo"; esto lo llevó a profesar un fenomenismo escéptico.


Pedro Bayle
Nació en Carlat (Francia) en 1647, y murió en 1706. Estudió filosofía en el colegio de los jesuitas de Puylaurens de 1666 hasta 1669. Se entregó a la lectura de Montaigne desde los veinte años, adoptando su actitud escéptica.
Pensamiento. La táctica de Bayle consiste en plantear problemas por todas partes, sin manifestar nunca su propio pensamiento. Acumula antinomias enfrentando la ciencia a la fe. Su arma favorita es la historia.
Fue un escéptico puro y simple que manifestó en todo momento una cautela. Lo que el propio Bayle escribió en el "Prefacio" de la primera edición del Diccionario, parece confirmar esta opinión. Lo que pretendió fue poner de relieve la contradicción entre razón y fe y la esterilidad de las controversias teológicas de su tiempo
"En vez de discutir, hay que ser tolerante con todas las opiniones, pasando de la contradicción a la duda, de la duda a la indiferencia y de la indiferencia a la tolerancia".
Voltaire ha dicho que en ninguna línea de Bayle hay un ataque directo al cristianismo, pero tampoco hay una sola línea que no mueva al escepticismo y a la irreligión.
Bayle no niega pues todo esto y se limita a señalar que en todas las cosas se encuentran razones para dudar y que nuestra razón no es capaz de descubrir por sí misma la verdad.



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